“Las ciudades tienen pendiente una gran conversación de amor con el campo”


Gabi Martínez

22 de Septiembre de 2020
Despoblación

22.09.2020. Gabi Martínez (Barcelona, 1971) es un escritor de libros de viajes – género que reivindica “pues algunos de los libros más destacados de la literatura española, Cantar de mio Cid y el Quijote, pertenecen a este género” – que ha viajado por la costa china, la gran barrera de coral australiana, el Nilo y el Hindu Kush de Pakistán… hasta llegar a la dehesa extremeña.


  • La Red Rural Nacional charla con el escritor Gabi Martínez, el cual ha aprendido y ejercido el oficio de pastor para poder articular su última novela “Un cambio de verdad”.

La razón del desembarco en “La Siberia extremeña” se debe a una reconciliación con su pasado, más concretamente con los orígenes de su madre, Eloísa (nacida en Agudo, La Mancha, pero criada en Sanjuanilla, Badajoz), y quien, tras crecer en una familia de pastores, tuvo que emigrar a Barcelona. En esa vuelta a su pasado familiar, Martínez cuidó durante seis meses de un rebaño de más de 400 ovejas. Y el fruto de tal experiencia: “Un cambio de verdad: una vuelta al origen en tierra de pastores” (Seix Barral).

Red Rural Nacional: ¿Ha cambiado la pandemia y el confinamiento la percepción acerca del mundo rural?

Gabi Martínez: La situación actual ha revelado que el sector primario y el terciario existen en ese orden por algo lógico y natural. La pandemia nos obliga a replantearnos el orden de los sectores de nuevo, porque es la gente que trabaja en el campo la que mantiene a la gente en las ciudades. La relación con la ciudad ya no es de amor ahora, porque nos hemos dado cuenta de que en España teníamos pendiente una gran conversación de amor con el campo.

RRN: ¿En qué consistiría esa nueva conversación entre el campo y la ciudad?

GM: Se trata de cambiar el relato. De cambiar la mirada que se ha depositado sobre el campo hasta ahora. Una mirada bucólica, poética, romántica… pero también empobrecida. El campo se ha creído pobre porque desde la ciudad se ha dicho que era así, pero no es verdad. Hay que volver a empoderar al campo.

RRN: ¿Has aprendido conocimientos tradicionales del mundo rural durante tu experiencia?

GM: Muchísimos. Uno de ellos, que no hay que preocuparse si se escapa una oveja porque vuelve a los dos días. También que es mejor cortarle los rabos a las ovejas temprano para cuando llega la temporada de las moscas. Es muy interesante ver también cómo el rebaño esquiva ciertas plantas venenosas. Y descubrir que existen cigüeñas de bosque que residen en la dehesa…

También cuento en el libro la “técnica del reloj” que hay que emplear en caso de cruzarse con un lobo en el camino que va con sus lobeznos: hay que girar el cuerpo lentamente en el sentido de las agujas del reloj - el tronco a la par que los pies - hablando muy despacio y bajito y empezar a darle la espalda al lobo, pero sin perderle nunca de vista con el rabillo del ojo.

RRN: En el libro haces una serie de reclamaciones rurales tras la experiencia vivida

GM: Efectivamente, este regreso a mis orígenes me ha hecho darme cuenta de ciertas realidades que están olvidadas y que hace falta reivindicar en nuestro nuevo discurso rural. Como pastor, reivindico la figura de la oveja merina negra, que, si antaño fue numerosa, pronto pasó al ostracismo porque la lana blanca se teñía de numerosos colores y la negra no. También quiero reclamar la figura de la dehesa extrema, un espacio patrio donde la “gran conversación” pendiente que propone Thomas Berry es posible. La dehesa extremeña es uno de los lugares del mundo con mayor biodiversidad. De hecho, la reivindico como marca propia. Y reclamo un empoderamiento del campo, un nuevo relato sobre él, no de pobreza o compasión, sino de colaboración entre el ser humano, la naturaleza y los animales, en el que es totalmente posible sacar rédito de ella y de ellos sin necesidad de esquilmar los recursos.

RRN: Parafraseando a su libro, ¿dónde está el cambio de verdad que necesitamos actualmente como sociedad, incluso como civilización?

GM: En el cambio de relato, de discurso. Las palabras y los discursos crean realidades, y cuando éstos no nos valen, nos empobrecen y nos envilecen, hay que cambiarlo para poder empoderarnos. Para cambiar, has de creer que eres capaz de cambiar de verdad. Y eso está ocurriendo ahora. Puede verse. Pero sólo se logrará si se resiste hasta el final. Para que sea de verdad el cambio, se ha de resistir hasta el final y no quedarse sólo en el intento y en el gesto. Es necesario que la ciudadanía y las instituciones creen simultáneamente un nuevo discurso. Y que sea llevado a la nueva realidad.